Te contábamos hace unos días que el calabacín apenas está presente en el recetario de los grandes platos de la cocina española. Por eso nos hemos propuesto plantear en este blog más recetas que incluyan calabacín, como esta ensalada de calabacín y tomates cherry-pera. O la que proponemos hoy: milhojas de calabacín con foie y queso de cabra.
Es una interpretación libre de un plato que ha estado presente en las cartas de los dos restaurantes con estrella Michelín que tenemos en nuestra zona: La Costa (El Ejido) y Alejandro (Roquetas de Mar). Es tan fácil como rápida de preparar y el sabor es explosivo. La receta que planteamos es con cantidades orientativas para dos personas. Pero no te agobies con esto, puedes poner más o menos de este o aquel ingrediente en función de tus gustos.
Ingredientes para las milhojas de calabacín:
- 1 calabacín grande
- 1 rulo de queso de cabra
- Mousse de foie
- Mermelada de tomate raf
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Precalentar el horno a 180º. Lavar y cortar el calabacín por la mitad. Laminar ambas partes. Es mejor realizar un corte más grueso para las bases y más fino para las siguientes capas de las milhojas de calabacín. Si te ayudas con una mandolina el resultado será más simétrico.
Colocar las láminas de calabacín en una bandeja de horno y pincelar con aceite de oliva. Hornear 10 minutos. Sacar del horno y disponer las bases de las milhojas. Sobre la base, una capa de foie, una lámina de calabacín, una capa de queso de cabra, una capa de calabacín y repite la operación con las capas que te apetezca. Con las milhojas montadas, volver a hornear otros 10 minutos. La base del calabacín está mejor si queda aldente. Servir caliente con una corona de mermelada de tomate raf y algo de sal negra.
Te recordamos que la cocina es libertad. Por lo que puedes cambiar las capas de foie y queso de cabra por otros ingredientes que se te ocurran. ¿Por ejemplo? jamón, pastrami, cebolla salteada, pimientos rojos, berenjenas, gambas, setas, bacalao, caballa… Pero ya te adelantamos que nada como la grasa fundente de los quesos.
Con la mermelada, igual. Opta por otro sabor o cualquier otro ingrediente que le de un toque dulce al plato.
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